Clavado

Lo máximo que puede ofrecer a estas alturas es complicidad.
Compañía.
Que nadie le pida algo más pues dejó el corazón clavado en una pared,junto con sus letras y las de él escritas en tinta roja alrededor,cuando toda su historia acabó en la cama del hospital.
Y allí está todavía, a modo de baratija, para hacerla recordar que ella también sentía esa especie de calor en el pecho cada vez que llegaba a casa…y le besaba.





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