Me miraste como si fuera a acabarse el mundo en ese instante.
Abrazados los dos a las penas del amor.
Inconscientes de que el alcohol rige nuestros actos esta noche.
Trabados nuestros cuerpos como dos tartamudos ante el discurso de sus vidas.
En el edulcorante artificial de tus labios que me besan.
Y después,directamente,el salado natural de tu feminidad me conduce hasta el abismo del placer por el que caes.