-Y el chico que te regaló el anillo?
-No sé de quien me hablas.
-Entiendo
Acto seguido me besas de la misma forma que come un hambriento.
Tengo cierta habilidad para leer lo que dicen los besos.Hay besos que me decían el mucho asco que me tenían y otros,incluso,me dicen lo mucho que me querían.
Siempre soñé con encontrar a alguien que supiera leer los míos
aunque probablemente mis besos engañan igual que mis palabras.
De todas formas,el beso que ahora recibo es de gula y placer
pero también para olvidar lo triste de su vida,para olvidar que ha vuelto a las andadas conmigo
y lo mala persona que es.
Siento pena del tío del anillo.
Casi tanta como de ella...y de mí.