Ayer soñé con Juan Valdés.
Me ofrecía su tranquilo caballo y su excitante café con leche...
Lo cogí todo...como los viejos tiempos.
Me desperté sudando,como los viejos tiempos.
Tengo miedo...como los viejos tiempos.
No quiero tener que empezar de nuevo.
Demasiadas historias que contar y demasiadas pocas letras para usar.
Se me acaban las excusas.
Los puntos y aparte.
La negatividad se funde con la humedad de mi piel.Me encojo,me hundo y me pateo la cabeza para salir de este sopor.
Tengo la certeza de que nunca me equivoco cuando el cigarro hace equilibrios en mis labios.
Que si te digo "te voy a besar" es que te besaré.
Que si te digo "déjame" me dejarás.
Todo tiene su medida y duración,aunque lo intentemos alargar con mentiras y puntos y aparte.
Esta noche he averiguado que los grillos del parque cantan al son de mi nocturnidad.
Camina con los brazos abiertos mirando a la noche.
Lucha por no caer,con una sonrisa en la cara.
No ve las preciosas estelas de luz que dejan los coches a su paso.Ni el curioso efecto doppler de los claxons.
Sólo ve el palpitar de una pequeñísima estrella en el cielo que lo guia hasta la siguiente curva.
La siguiente curva...
La siguiente curva......
Y en cada paso,como cada año,como cada vez, va dejándo un fínisimo hilo de caos detrás.
Un hilo que suena a vasos rotos y latas de cocacola chafadas.Que huele a zipo y sartén quemada.
El calor...el calor de la destrucción a sus espaldas.
Buscando mentiras en las que dormir,día si y noche también.
Sumido en los insuflos,perdón,influjos de la noche grito mis verdades a un oído que sé que nunca me va a escuchar...ni entender.
Puede que así sea más fácil.
Volver a lo viejo,a lo cotidiano,a las viejas costumbres,a tus labios y mis manos.A conciertos de 50 personas,a perdernos por la ciudad por estar mirándonos a la cara todo el rato.
Mentiras...que me impiden dormir,que agitan esa parte de atrás de mi cabeza.
Toda existencia se basa en mentiras...y la mayoría de las veces,simplemente,para sobrevivir.