Sin Marcha Atrás

Y,sin más,tiró su vida por la ventana.
Literalmente.
Pasó a través del cristal como si fuera una cortina de colores semitransparentes que conduce a la habitación del más allá.
Mientras caía se veían a su alrededor los trocitos de cristal que brillaban con el sol de agosto,la iluminaban como flashes,como queriéndola inmortalizar en el último gran momento de su vida.
Antes de estamparse muchos la vieron sonreír.
Otros discrepan y sólo vieron el típico rictus de pánico ante la estupidez del suicidio inminente e irrevocable .
De todas formas,se dice,se comenta,que ese instante de luz fue lo más bonito que le había pasado últimamente.




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